
Don Víctor: ¿Y aquella atmósfera diamantina que deja ver los más lejanos y preciosos detalles?
Don Hugo: Admirable, pero también en la prolijidad de los flamencos, hay exceso.
Don Víctor: ¿Y los luminosos venecianos, los de los loci amoeni que frecuentan Venus y gallardas ninfas, los de los palacios palladianos, los de las aguas de las sedas y los cielos coloridos?
Don Hugo: Uno querría trasladarse allí para siempre, pero ¿esto mismo no nos está revelando que nuestra serenidad resulta perturbada?
Don Víctor: Entonces, me da miedo preguntarle por la fascinación que procuran el dramático tenebrismo, la pintura de las pasiones y el arrebatado movimiento, que vinieron a continuación.
Don Hugo: Todo eso nos ha enseñado mucho y ha alimentado el arte durante siglos. Ahora bien, predomina demasiado el teatro.
Don Víctor: Entonces… ¡el fresco!
Don Hugo: El fresco es contemplación, es la idea pura plasmada en una sola jornada, que no admite arrepentimientos ni añadidos, so pena de picar toda la pared y volver a empezar. Es la pureza del agua que se evapora, el polvo mineral que se fija y la cal virginal… El fresco es claro, limpio, liso, mate, simple, inmaterial… ¡una aparición a través de la pared!… ¡No se compran frescos en el mercado!
Don Víctor: Ya le voy entendiendo, don Hugo… Sí, veo ahora que el óleo es mercadería, que se trae y se lleva, artefacto que se soba y manipula cuantas veces se requiera hasta darlo por concluido, propicio a prodigalidades, evanescencias y quimeras… pero sobre todo está untado de esa salsa, ese aceite que llega a parecer refrito en ocasiones, pero que siempre deja no sé qué brillos grasientos sobre la tela.
Don Hugo: Y conste mi homenaje más sincero a todas las maravillas que usted ha defendido, pero donde allí había espectáculo, aquí hay contemplación.
Don Víctor: ¿Podemos perdonar entonces a Antonello, que llevó el óleo a Italia?
Don Hugo: Sí, don Víctor, claro que sí. Siempre guisó con poquísimo aceite y además las lágrimas del angelito que sostiene el cuerpo muerto de Cristo nos lo redimen con creces.