La profecía secreta

Don Víctor: ¡Cuán ingenuo no será uno, incluso a nuestra edad, desmintiendo aquello de que “sabe más el diablo por viejo que por diablo” y que ”con este hueso, a otro perro”.

Don Hugo: Si hasta Cervantes se lo creía: “Al perro viejo, nunca tus tus”.

Don Víctor: Teníamos que habernos alarmado ya a la vista de cuanto viene pasando con las democracias maduras. ¿Qué me dice del esperpento de un referéndum para el Brexit?…

Don Hugo: … o el del propio presidente de los Estados Unidos incitando al asalto del Capitolio…

Don Víctor: … y todo un ministro de la República Francesa en ejercicio acusando a un ciudadano francés, como Benzema, de complicidad con el terrorismo…

Don Hugo: … ¡y para más inri en una entrevista de la televisión!

Don Víctor: ¡Quién podía imaginar que el doctor Sánchez nos iba a poner de un golpe a la hora del mundo!

Don Hugo: ¡Para algo es progresista!… pero la culpa no es suya pues el pobre es un mero instrumento del Destino. La responsabilidad última recae en Zorrilla.

Don Víctor: ¿El del Tenorio?

Don Hugo: ¡El mismo! Gravísimo pecado ha sido esconder este secreto en la peor novela del mundo.

Don Víctor: ¿”Crónicas del desamor”?… ¡ah, no, que ésa es de Rosa Montero!

Don Hugo: “En esta querida patria donde tan caro cuesta a muchos el haber nacido, donde todo se osa porque todo se olvida, y de nada sirven los excesos de ayer para corregir las extralimitaciones de hoy…”, de la novela “El Tenorio bordelés”.

Don Víctor: ¡Qué clarividencia, si parece de Larra! Diríase un profeta del Antiguo Testamento, pero es cierto que se equivocó de Tenorio. Debería haberlo incluido en el “Don Juan Tenorio”.

Don Hugo: Por desgracia ya es tarde para evitar nada. El desastre se consuma hoy con todo lo que traerá. Sólo nos toca lamentarnos.

Don Víctor: Tumbémonos entonces, aunque el suelo esté frío y vayan a caernos encima chuzos de punta, que “el perro viejo, ladra echado”.

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