
Don Víctor: ¿Test de Ruy Blas, don Hugo?
Don Hugo: Es sólo un nombre provisional. Pienso emplear una gran variedad de textos… Bien, ya conoce usted las instrucciones.
Don Víctor: Usted dispara y yo digo lo primero que me pase por la cabeza.
Don Hugo: Un clásico test de asociación de ideas, una variante historicista de aquella creación de Freud… “El virrey Medina llena Nápoles de escándalo”.
Don Víctor: ¡Mazón!
Don Hugo: “Para vos, para vuestros placeres, para vuestras amantes venales”.
Don Víctor: ¡Ábalos!
Don Hugo: “Guerra entre las provincias. Todos quieren devorar a su vecino espantado”.
Don Víctor: ¡Singularidad fiscal!
Don Hugo: “Todos los jueces vendidos”.
Don Víctor: ¡Conde Pumpido!
Don Hugo: “Legáñez pierde Flandes”.
Don Víctor: ¡Albares!
Don Hugo: “Vaudémont vende Milán”.
Don Víctor: ¡El doctor Pedro Sánchez!
Don Hugo: “Todo lo hacen por intriga y nada por lealtad”.
Don Víctor: ¡Margarita Robles, ministra de defensa, que no acompañó al Rey en su visita a las tropas destacadas en el Báltico!
Don Hugo: “Quien os odia, os mira riéndose”.
Don Víctor: ¡El rey de Marruecos!
Don Hugo: “Sepulturero que venís a robar en su tumba”.
Don Víctor: ¡Urtasun!
Don Hugo: “Sin otro interés que llenarse los bolsillos y huir después”.
Don Víctor: ¡La cúpula del PSOE!
Don Hugo: “Criado que desvalija la casa”.
Don Víctor: ¡Jordi Pujol!
Don Hugo: “La media España que desvalija a la otra media”.
Don Víctor: ¡Chaves, Griñán!
Don Hugo: Basta, don Víctor. ¡Excelente! Me parece que el test funciona.
Don Víctor: Todas estas citas y recortes, dígame, ¿de dónde los ha sacado, de “La Gran Vía” de Chueca o de alguna revista de por entonces?
Don Hugo: Claro, don Víctor, usted se refiere a aquellas críticas de hace ciento treinta años que allí se vierten contra los politicastros de por entonces.
Don Víctor: Ya estaba yo esperando lo de los diputados ministeriales que siempre votan sí y los políticos chaqueteros como aquel organillo que lo mismo toca la Marsellesa que la Marcha Real.
Don Hugo: Sí, don Víctor, sólo le ha faltado a usted contar aquello de quienes eran capaces de hacer más de cien proyectos sin poner ninguno en marcha.
Don Víctor: Eso, ¡el barranco del Poyo!
Don Hugo: Qué tristeza, don Víctor, porque nos lamentamos hoy de lo que ya se lamentaron nuestros propios abuelos y mucho antes el bueno de Ruy Blas con palabras prestadas por Víctor Hugo.
Don Víctor: Lástima que ni Víctor Hugo ni nosotros tengamos un Chueca que nos haga, con su música, más llevadera toda esta calamidad.