
Don Hugo: ¿Y de qué año me dice usted que es esta pieza, don Víctor?
Don Víctor: De 1913, sólo un año antes de que Ramón escribiera “El Rastro”.
Don Hugo: Ya veo. Como texto, se anticipa al primer Manifiesto Surrealista de Breton ¡en diez años!
Don Víctor: No es lo mismo encontrar algo y descubrir lo inesperado, que interpretarlo, teorizar sobre ello, desentrañar el porqué de las sensaciones que suscita en…
Don Hugo: … ¡nuestro inconsciente!
Don Víctor: Pero, ¿cómo interpreta exactamente Ramón ese paisaje de objetos naufragados que se agolpa en los tenderetes del Rastro?
Don Hugo: Escuche, porque no tiene desperdicio: “Absueltos del deber…
Don Víctor: Como nosotros, don Hugo: ¡jubilados!
Don Hugo: … del concepto servicial y mezquino que les imprime el hombre…
Don Víctor: ¡Libres por fin!
Don Hugo: … aquí resultan todos desusados y selváticos…
Don Víctor: ¡El Edén recuperado!
Don Hugo: … igualmente misteriosos y claros que el hombre y Dios…
Don Víctor: ¡El impulso creativo hermanándonos!
Don Hugo: … reconfortados a la postre por lo que en ellos es materia prima, idónea con todo…
Don Víctor: La fraternidad universal: ya no hay clases. Todo materia prima inocente, yerta ya, abandonado todo artificio.
Don Hugo: … y todos resultan absueltos de la deformación de tránsito por que pasaron”.
Don Víctor: Se superó la alienación.
Don Hugo: Y como Ramón es español, se acaban las lacerías de la vida terrenal y ¡se accede a la felicidad de la Gloria Eterna!
Don Víctor: ¡Cómo acertó a ver Ramón en lo desafecto del objeto desahuciado el símbolo del destino humano!
Don Hugo: Sí, Ramón percibió cómo la yuxtaposición descontextualizada de objetos dispares elicita una conmoción psíquica.
Don Víctor: Como buen discípulo de Lautréamont y, además, anticipando ya el automatismo psíquico.