El corrido de Durero

Don Víctor: Esto de ambientar una exposición de arte contemporáneo con música de fondo, como para apuntalar la inconsistencia de lienzos y esculturas…

Don Hugo: ¡No olvide usted, don Víctor, las instalaciones!

Don Víctor: ¡También, también!… En definitiva, una especie de paisaje que no nos dice nada y que me hace pensar en el arte del pasado, en cómo se basta a sí mismo.

Don Hugo: Desde luego, don Víctor, pero ¿no encuentra usted que también ayuda la música renacentista, que suena siempre en el Hospital de la Santa Cruz de Toledo, al disfrute de las tallas de los imagineros y de los retablos hispano-flamencos?

Don Víctor: Y sobre todo del edificio mismo, de sus molduras platerescas, sus artesonados mudéjares, las dilatadas naves de su cruz… ¿Qué no lograrían algunos madrigales de Monteverdi en una exposición de Piero della Francesca?

Don Hugo: Tiene usted razón. Me estoy imaginando una Pasión de Bach envolviendo el Descendimiento de Van der Weyden…

Don Víctor: ¡Maravilloso, don Hugo, y una visita a Villa Barbaro afrescada por el Veronese mientras suena Vivaldi… pero me estoy temiendo que tanta exaltación no pueda derivar en furor vesánico… ¡Mejor dejémoslo estar, don Hugo!

Don Hugo: Muy bien, don Víctor, pero concédame usted, a título de hipótesis estrafalaria, una última locura: la pieza expuesta es “El caballero, la Muerte y el Diablo”, de Durero…

Don Víctor: Lo recuerdo bien: el jinete, caballero pasante armado de punta en blanco sobre estatuario corcel, sigue derecho su recto camino sin que las amenazas de la Muerte ni las solicitaciones del Gran Cabrón logren desviar siquiera su mirada…

Don Hugo: Me vienen a la mente esos versos de Ramon Llull: “Al cavaller tany cavalcar, / Escut e sella, e brocar, / Espasa e llança, e colps dar… Cavaller no tinc per cortès / Si Deus no ama més que res”

Don Víctor: … y todo ello sobre un fondo prolijo que quiere traer al primer plano montañas, frondas y lejanas fortalezas, así como animalejos, alguna calavera y piedras del camino.

Don Hugo: Olvida usted el perro que trota fiel y confiado a los flancos de la cabalgadura… ¿Qué tal si suena entonces el corrido de Jorge Torres? (cantando:) “Valiente entre los valientes / Su vida juega a la suerte. / Ni le alza pelos la Muerte / Ni el Diablo con más razón”

Don Víctor y don Hugo (cantando:) Aquí viene Jorge Torres / En su caballo retinto / Y sus pistolas al cinto, / El pecho valiente y noble / Y en la boca una canción”.

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