
Don Víctor: Tal como éste, debían ser los del Museo de Luarca, que estaba tan cerca del mar que, cuando aquel temporal, las olas rompieron los ventanales y los recuperaron todos.
Don Hugo: ¡Y nosotros que nos quedamos sin verlos!… Es como esas historias de sirenas que seducen a mortales y un buen día se los llevan al fondo del mar y nunca más se supo…
Don Víctor: … o también de aquellas prodigiosas ciudades ganadas al mar que desaparecieron bajo las aguas y aún las andan buscando.
Don Hugo: Desengáñese usted, don Víctor, somos criaturas de la tierra. Sólo sobre ella el agua fertiliza y nos nutre; el fuego nos calienta y posibilita nuestras industrias; el aire nos permite alentar…
Don Víctor: ¡Y qué hostil se nos muestra en cambio el mar, a despecho de su cautivadora belleza, que tanto nos imanta!
Don Hugo: Sobre todo cuando se finge pacífico, como aquel océano de los españoles después de doblar el cabo de Hornos… pero ¡en cuanto se desmelena y enfurece al estímulo del aire, da al traste con nuestras confiadas singladuras!, aunque, por mucho que el viento lo empuje, nunca logrará perturbar la ataraxia de los fondos abismales, puesto que no puede ir más allá de la epidermis de las profundísimas aguas.
Don Víctor: ¿Cómo podríamos respirar allí si hasta al mismo fuego mata?, ¿cómo podríamos cultivar cuando vela hasta la mismísima luz del Sol?
Don Hugo: Cuando fuego, tierra y aire nada pueden contra ella, ¿cómo aún no nos hemos desengañado y seguimos obstinados en ganarnos su benevolencia surcándolo con amenas ciudades flotantes de placer, acogiéndolo en puertos remansados, desplegando ante su horizonte sonrientes resorts y adornándolo con risueños paseos marítimos, jalonados de hospitalarios restaurantes donde rendir tributo a sus deliciosos frutos?
Don Víctor: ¡Ay, qué hambre que me está entrando, don Hugo!… ¡Atiza, si es ya la una y cuarto!
Don Hugo: ¡Venga, venga, a paso ligero, don Víctor, que se llena enseguida el “Mar adentro” y luego no hay mesa!
Don Víctor: Lo que no me apetece esta vez son los calamares en su tinta…