El arte de la política

Don Víctor: No, no, hemos de hacer noche allí porque la misa empieza a las nueve.

Don Hugo: ¡Ah, qué bien! Tengo que decírselo a Dolores y también que reserve mesa para cuatro la noche anterior en la Venta de Aires.

Don Víctor: Lástima que ya no esté Dupré porque este plan le hubiera encantado.

Don Hugo: Es una maravilla, de ésas que sólo quedan en España. ¡Esto sí que va a ser viajar a la Edad Media, don Víctor!

Don Víctor: ¡Por privilegio papal, que Alfonso VI, que se las quería dar de más papista que el Papa, casi nos deja sin el rito mozárabe!

Don Hugo: Bueno, tengo entendido que sometió aquella cuestión a ordalía, lo cual no deja de ser una solución muy coherente con los presupuestos que se manejaban entonces.

Don Víctor: Ah, ¿pero no sabe usted que salió que el rito toledano prevaleciera sobre el romano?, ¿que, echando los dos libros al fuego, saltó fuera el mozárabe y se quemó el gregoriano?

Don Hugo: ¡Atiza!, ¡y cómo entonces pudo torcer el resultado?

Don Víctor: Pues, don Hugo, ¿cómo habría de ser? Como cualquier independentista con sus referéndums: si lo pierdo, lo vuelvo a convocar hasta que por fin salga lo que yo quiero.

Don Hugo: Ahora me explico por qué siempre le ha tenido usted tanta inquina al pobre Alfonso VI, con la de beneficios que trajo a Castilla y a la Cristiandad.

Don Hugo: Sí, sí, muy buen político, pero ¡político al fin y al cabo!

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