Abscisas y ordenadas

Don Hugo: No me negará usted, don Víctor, que los países escandinavos hayan construido unas social-democracias que equilibran la garantía de la libertad individual con un Estado protector que aminore las diferencias sociales, prestando así unos magníficos servicios públicos.

Don Víctor: Sí, claro, y no sólo ellos, don Hugo. Acuérdese de la Inglaterra de los laboristas, de la Francia de las 30 Gloriosas, y tantos otros vecinos.

Don Hugo: La eliminación de la pobreza no estorbó el desarrollo económico ni la libre iniciativa empresarial.

Don Víctor: Sí, pero se les ha reprochado la alta presión fiscal… ¡Pobre Bergman!

Don Hugo: ¿Y qué es eso comparado con el desorden y la irrealidad de un sistema que no tenga otra estructura que las comunas anarquistas, o que no ponga coto a la codicia ilimitada y al abuso de los ricos liberales?

Don Víctor: Claro, don Hugo, tampoco olvide usted la tiranía que practicaban por igual comunistas y fascistas… Ahora bien, considere el mapamundi: ¿en qué proporción se extendió a escala planetaria el estado de bienestar?

Don Hugo: Es cierto que no pudo implantarse ni en la décima parte del globo. Aquello de los suecos no ha dejado de ser un piso piloto, con todas sus comodidades, de una promoción inmobiliaria rodeada de extensísimas favelas. Sí, don Víctor, ¡pero por algo se empieza!

Don Víctor: Aquella pequeña parte del mundo la componían países privilegiados en el reparto del trabajo a escala mundial, con el consiguiente superávit en la balanza de pagos: todas eran, en aquellos años sesenta, naciones desarrolladas que vendían caro y compraban barato.

Don Hugo: ¡Jugaban con ventaja!… Me gustaría pensar, no obstante, que, aunque sin tanta prosperidad, el modelo pudiera universalizarse.

Don Víctor: Desengáñese, don Hugo, no van a permitir ni siquiera el intento. ¡Que si la globalización es muy buena!, ¡que si aquello no sería sostenible!, ¡que está usted pasado de moda!, ¡que a mí no me venga usted con cuentos, que prefiero no enterarme de nada!, ¡que si los políticos son todos unos corruptos!, ¡que para cuatro días que vive uno!…

Don Hugo: Entonces, don Víctor… ¡estamos cayendo ya en la casilla del liberalismo y, además, en su extremo más aguzado!

Don Víctor: ¡Y lo peor es que la única alternativa que se alza hoy en día por todas partes es el fascismo!… pero olvidaba el argumento de más peso, que es, como decía Tono, que “¡algo habrán hecho los pobres para ser tan pobres!”

Don Hugo: ¡Qué pena!… A ver si Sánchez…

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