
Don Hugo: Reconociendo que la equipación, como dicen ahora, le queda grande a su nieto, ¡qué buena maña que se da el condenado en el área rival!
Don Víctor: Sí, este Miguelito tiene muy buen regate en corto y además es elegante y muy técnico…
Don Hugo: … encima con la camiseta del Atleti, parece como si habláramos de Gárate.
Don Víctor: ¡Ojalá! Echo de menos a aquellos jugadores serios que, tras marcar un gol, se limitaban a agradecer con un apretón de manos el pase del compañero.
Don Hugo: Hoy en día, sin embargo, marcan un gol y que si la piscina, que si el avión, que si el chupete, que si el anillito de casado, que si la mirada a los caídos “que hacen guardia sobre los luceros”…
Don Víctor: No se propase usted, don Hugo, que de eso no han oído hablar, pero es cierto que parecen haber ensayado más las celebraciones que las jugadas de estrategia.
Don Hugo: Si hasta traen preparada una camiseta debajo, con la dedicatoria escrita.
Don Víctor: Son como niños que venden la piel del oso antes de habérsela cobrado… pura puerilidad.
Don Hugo: … puerilidad que ha calado prácticamente en todas las ocasiones de la vida pública, lo mismo entre políticos que artistas, intelectuales, empresarios, manifestantes de todos los sectores profesionales…
Don Víctor: ¡Gol del niño!
Don Hugo: ¡Y qué golazo! Choque usted esos cinco, don Víctor.