Parte y todo

Don Hugo: No me diga usted, don Víctor, que después de los cientos de veces en que hemos venido al Prado, me trae usted a ver… ¡la Maja desnuda!… Si quiere usted,  le hago una foto y todo. ¡Como si fuera un japonés!

Don Víctor: Este cuadro, don Hugo… ¡habría que exhibirlo tapándole la cara!

Don Hugo: ¡Quite usted esa mano, que va a saltar la alarma!

Don Víctor: Esa cara malogra el que podría haber sido uno de los mejores desnudos de la pintura occidental, venecianos incluidos.

Don Hugo: Pues sí, habría venido muy bien un buen desnudo español, ¡al menos uno!, que es que todos, los importábamos… y ahora que lo dice, es cierto que la cara desmerece bastante…

Don Víctor: Peor: mata el cuadro.

Don Hugo: Hombre, no exagere usted, don Víctor… que ese cuerpo, ya hubiera querido pintarlo Ingres…

Don Víctor: No le digo a usted que no, don Hugo, pero Ingres nunca olvidó que el cuadro es uno y que no puede haber parte mala que rompa la armonía del todo.

Don Hugo: Entonces… ¿qué solución cabe?

Don Víctor: Paciencia y barajar. Con Goya, no queda más remedio que aguantarse. Es capaz de lo mejor y de lo peor, de lo sorprendente y de lo más vulgar, de un virtuosismo deslumbrante como del descuido más desmañado.

Don Hugo: Mire usted, don Víctor, si me trae usted aquí para que nos enfademos, para eso mejor nos vamos al Reina Sofía.

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