Enanos

Don Hugo: Contemplo a este enano, don Víctor,  y quedo sobrecogido. Me pierdo en su mirada y me entran ganas de llorar.

Don Víctor: Mirándole uno aprende lo que es un ser humano.

Don Hugo: Si a los hombres de nuestra época nos consideraran según la imagen que de nosotros da el arte, estos enanos de Velázquez resultarían auténticos gigantes a nuestro lado.

Don Víctor: Espero que no sea así, don Hugo. Me gustaría creer que el arte no tiene porqué dar la medida real del hombre de su tiempo.

Don Hugo: Pues, por desgracia, yo me temo que sí, don Víctor.

Don Víctor: Me viene ahora a la mente aquello que decía Tucídides a propósito de la monumentalidad de Atenas en contraste con Esparta: en el futuro sus ruinas respectivas darán una idea equivocada de su verdadera fuerza.

Don Hugo: Claro, ahí queda la Acrópolis, mientras que Esparta… ¡búsquela usted con lupa!

Don Víctor: Sí, sí… ¡pero venció Esparta!

Don Hugo: Y qué más da: Se Atene piange, Sparta non ride.

Don Víctor: Pues si el pobre enano está triste, ¡cómo no habremos de estar nosotros!

Deja un comentario