
Don Víctor: A veces pienso, don Víctor, si viviremos mucho más…
Don Hugo: Destierre usted esos pensamientos, don Víctor; pero ¿es que no leyó usted el libro que le presté de Adler, el psicoanalista?
Don Víctor: Ahora mismo no caigo…
Don Hugo: Da igual. Dice que cuando uno sueñe que pierde el tren, debe esforzarse por darle alcance y, así, interviniendo activamente en la materia onírica, conseguirá modificar la realidad de su existencia.
Don Víctor: ¿Y usted cree de verdad que eso funciona?
Don Hugo: ¿Es que no vio usted lo bien que lo argumentaba?, ¿Como cuando el tren metafórico de la vida…?
Don Víctor: Don Hugo, ¡que se nos va el autobús!
Don Hugo: ¡Vaya por Dios, qué distraídos!
Don Víctor: ¡Pero no corra usted, que se va a caer con eso de aunar la teoría y la praxis!