
Don Hugo: Don Víctor, que nos hemos quedado pasmados como en una pintura de «Susana y los Viejos».
Don Víctor: ¿Qué tendrá la nuca femenina que uno queda «medusizado», que diría un francés?
Don Hugo: Entre otras cosas, ese «delicioso vello de almendra» de que habla Gabriel Miró…
Don Víctor: … el mismito que pinta Velázquez…
Don Hugo: … el que reverenció Dalí y que nunca osó emular…
Don Víctor: …ese cabello tan fino que permanece siempre infantil… ese aire de fragilidad… ese movimiento lánguido…
Don Hugo: … el desamparo en que queda, lejos de la vista de su dueña…
Don Víctor: … como la sensación que se experimenta ante una mujer dormida…
Don Hugo: ¿Recuerda usted, don Víctor, en cuál de las versiones del «Tristán», éste besa la nuca de Iseo?
Don Víctor: Pues no, don Hugo… para mí que lo ha soñado usted.
Don Hugo: Pues si lo he soñado, es que es verdad.