
Don Víctor: Está usted muy misterioso, don Hugo. Esto parece una operación de contrabandistas. ¿Es que vamos a encontrarnos en alta mar con algún emisario de Rudolf Steiner?
Don Hugo: Es la perspectiva necesaria lo que estábamos buscando. Y ¡ya la tenemos!
Don Víctor: Explíquese usted, que me tiene sobre ascuas…
Don Hugo: En el campo de la conducta social, Steiner contrapone la democracia de las playas a la de las cumbres. La primera es la americanoide, facilona, que a todos iguala confortablemente en la vulgaridad. Por el contrario, la segunda se sustenta en el esfuerzo, en la ascensión: “Cuanto más sube uno por la montaña, con menos gente se encuentra”.
Don Víctor: Ocurre, entonces, como con la temperatura… pero, don Hugo, que me parece que me estoy mareando.
Don Hugo: Esté usted tranquilo, que una vez expuesta la tesis de Steiner, aproamos la costa. En cualquier caso, ha quedado claro que las masas rehúyen la meritocracia, que es lo que usted siempre ha practicado, don Víctor.
Don Víctor: Si me está sugiriendo que esta tarde subamos a Sierra Nevada, yo prefiero quedarme en la playa, no sea que me dé el mal de altura.