
Don Víctor: No se quejará usted, don Hugo, que no salimos con las manos vacías…
Don Hugo: De ninguna manera. Nada más pedirle «déme, por favor…», me ha cortado al instante y me ha soltado: «Mal empezamos. De «déme», nada… ¡Véndame!», como si me conociera de toda la vida.
Don Víctor: Es así con todo el mundo. El otro día, sin ir más lejos, se le encaró a una nueva vecina mía que le protestaba el género: «Venga, señora, váyase usted a haCer Cedilla, que es un sitio muy fresco».
Don Hugo: Le he pedido cinco alcachofas de Tudela y me ha dicho que me las iba a poner cómo le gustan las mujeres a Gurruchaga, «gordas y apretás».
Don Víctor: Y mis calabacines, tan terciados, vienen importados de Flandes.
Don Hugo: Sí, sí, si ha añadido que «hasta gastan mostachos y alabarda»… Mi melón viene de Hollywood, según me ha dicho: Melón Blando, más dulce que el Flan Sinnata.
Don Víctor: Más vale así, porque una vez que le dije que un melón me había salido malo, que no sabía a nada, me replicó que «malo no puede ser si no sabe a na«.
Don Hugo: Mire que le he pedido que los ajos fueran españoles, que no los quería chinos, y me ha respondido que chinos tienen que ser porque sólo los trae de Chin Chon. Sin embargo, me ha alabado sus plántanos de Canarias y sus malocotrones de Calanda.
Don Víctor: Sin embargo, las manzanas que me ha puesto dice que vienen del Perú, que son Fuji y que las cultiva en su penal Fujimori para la redención de su pena.
Don Hugo: Pues mis naranjas están buenas aunque se las vea algo contraídas, pero es por los últimos fríos, porque, según me ha explicado, «los cuerpos se contraen con el frío y se dilatan con el calor» y por ese motivo, «se contraen también más matrimonios en invierno que en verano».
Don Víctor: Sí, sí, es muy sociólogo… Del zapatero de al lado dice que «está en el tabernáculo, pero que enseguida vuelve», que es que, «como es tan piadoso, está todo el día haciendo libaciones».
Don Hugo: Le voy a decir a Dolores que en adelante compraré siempre en esta frutería, aunque me quede a trasmano… Ya sabe usted, don Víctor, que a mí también me interesa mucho la sociología.