
Don Hugo: A mi hija Irene siempre le sorprendió que su abuelo, que era abogado, que cantaba muy mal y que, por supuesto, no tocaba ningún instrumento ni para quitarle el polvo, cabeceara oyendo por la radio a Sagi-Vela y dijera: «Éste canta con la nariz».
Don Víctor: Es lo que pasa cuando se ha creado una tradición interpretativa: que no sólo atañe a los propios cantantes, sino que alcanza al público en general. Los hijos aprenden a distinguir de sus padres y de sus conocidos…
Don Hugo: … lo discuten con sus amigos y se forman el gusto…
Don Víctor: … adquiriendo así criterios bien sólidos.
Don Hugo: Es llamativo, don Víctor, cómo en un espectáculo popular como el de las varietà napolitanas, los cronistas se complacen en subrayar la paleta de efectos vocales que manejan sus cantantes -que no son de ópera-, colocando allí ese calderón tan oportuno, ligando las frases, expandiendo la voz en aquel pasaje o apianándola en un expresivo final…
Don Víctor: Claro, don Hugo… A tal público, tales intérpretes. Éstos enseñan a aquél…
Don Hugo: ¡Y a ver quién le daba luego gato por liebre!