
Don Hugo: «Te quiero, vida mía, / Te quiero noche y día…»
Don Víctor: Ésta seguro que sí que es de Campoamor.
Don Hugo: ¡Otra vez error, don Víctor! La canta Nino Bravo. Parece mentira que no la sepa usted con lo conocida que fue en su momento… Siguiente: «¡Imprudente! / Nadie quiere eternamente; / Que pase un mes y otro mes, / ¡Y me lo dirás después!»
Don Víctor: ¡Nacha Pop!
Don Hugo: No da usted una, don Víctor… Ésta sí que era de don Ramón de Campoamor… Ahí va otra: «El amor es triste, / pero triste y todo / es lo mejor que existe».
Don Víctor: Sólo puede ser de Camilo Sesto.
Don Hugo: ¡Agua! Ésta también era de nuestro insigne poeta… «Bailemos hasta las diez, / Hasta que duelan los pies».
Don Víctor: Ésta la conozco. Y es de Campoamor. Sigue así: «Si no me ataran los pies, / La gota, y la que no lo es, / Contigo iría hasta el fin / De ese encantador jardín».
Don Hugo: Está mezclando usted, don Víctor. La primera parte es de Enrique Iglesias. La segunda sí es de Campoamor… Y ésta: «… sintiéndose derrumbar / A una postrer libación, / ¡Oh miserable corazón!, / Aún dice en sueños: «¡Más, más!»
Don Víctor: Sí, hombre, ésta se la cantaba Garisa a Mary Begoña en una revista… ¡Ay!, ¿Cómo se llamaba?… Creo que era del maestro Alonso…
Don Hugo: Campoamor, don Víctor. Desengáñese usted. ¡Campoamor!… Otra más: «Me reiré… de mis zapatos, / … del pantalón de tu frac… / … Y cuando te vuelva a ver, te diré: / «Muy buenas tardes, / ¿Qué tal está usted?»
Don Víctor:¡Sí, hombre, si ésta la cantaba mi nieto el mayor. Es la de Fofó y Miliki.
Don Hugo: ¡Patxi Andion!… La última ya: «Y el día en que yo me muera, / Y moriré mucho antes que tú, / Sólo quiero que una pena / Se llore frente a mi ataúd».
Don Víctor: Me rindo, don Hugo. No quiero correr más riesgos, que siempre pierdo. Dígamelo usted…
Don Hugo: Entonces admite usted que yo tenía razón y que ni sus Serrat con Antonio Machado y Miguel Hernández, ni su Paco Ibáñez con Quevedo y Góngora, han influido tanto en nuestros libretistas pop como Ramón de Campoamor.
Don Víctor: ¡Irrebatible! Lo que pasa es que, como malos estudiantes, se guardan mucho de citarlo. Y dígame, el último extracto que me ha leído, ¿era de Campoamor, verdad?
Don Hugo: Ahí me ha pillado usted, don Víctor. Le confieso que, al no haberlo anotado, ya no sé si es de Campoamor o de Bunbury…