
Don Víctor: De no ser porque mi padre me lo prohibiera, yo hubiera querido ser periodista.
Don Hugo: ¿Deportivo?
Don Víctor: Me imaginaba a mí mismo entrevistando a Totò.
Don Hugo: ¡Ah, Totò, qué maravilla! Aquel nuevo Polichinela, el sub-proletario napolitano a la busca permanente de la supervivencia.
Don Víctor: Y, sin embargo, cuánta razón lleva Pasolini al definir al actor como típico pequeño-burgués frente al personaje típicamente lumpen meridional.
Don Hugo: Eso, don Víctor, se debe a que los artistas, al igual que profesores, abogados, funcionarios del Estado, etc., al estar al servicio de instituciones de la superestructura y no quedar ligados directamente a la producción, no constituyen una auténtica clase social.
Don Víctor: ¡Cómo! Entonces… ¿qué son?
Don Hugo: Para Marta Harnecker, está bien claro: “Sólo los grupos que, al participar en forma directa en el proceso de producción, llegan a constituirse en polos antagónicos (explotadores y explotados) se constituyen en clases sociales”.
Don Víctor: Tan pelmaza como su profeta Louis Althusser.
Don Hugo: Tiene usted razón, don Víctor. Fíjese que me ha resultado muy interesante lo que dice esta pensadora alemana del Este…
Don Víctor: ¿La señora Angela Merkel?
Don Hugo: Déjese usted de chuflas. Me refería a Christa Wolf…
Don Víctor: Ah, don Hugo, disculpe usted… ¡la Wolf!… Eso son palabras mayores.
Don Hugo: …reflexionando sobre la poetisa romántica Karoline Günderrode…
Don Víctor: Ah, sí…. “Pero aquí he de quedarme sentadita / Como una niña obediente. / Sólo a escondidas puedo soltarme el pelo / Y dejarlo ondear al viento”.
Don Hugo: ¡Bellísimo!…La Wolf atribuye el suicidio de la joven Günderrode a la moral pequeño-burguesa, que reprime toda rebeldía y originalidad…
Don Víctor: Eso está muy bien, pero ella misma es bien consciente de que en su república democrática, sin clases sociales, en su paraíso fraternal de iguales, no caben ni el dolor, ni la inutilidad ni el individualismo.
Don Hugo: Niegan las realidades emocionales del ser humano, que son absolutamente ahistóricas y supra-sociales. Pero la corriente subterránea del inconsciente seguirá fluyendo siempre, empapando el devenir de la especie humana hasta el Valle de Josafat…. Y dígame, don Víctor, ¿qué quería preguntarle usted al pequeño-burgués Totò?
Don Víctor: Ya no me acuerdo, pero ahora le preguntaría cómo se las arreglaron, él con toda su inmensa familia, para que a la vuelta de sus fingidas vacaciones, no les delatara la palidez de sus rostros.
Don Hugo: Sí, aquella película… como no tenían dinero para veranear, se despedían de todos los vecinos y se marchaban con las maletas, pero por la noche volvían secretamente a casa y se encerraban en ella todo el mes.
Don Víctor: Todo con tal de aparentar.
Don Hugo: ¡Ni que fuera un hidalgo!
Don Víctor: ¡Otro desclasado!