
Don Hugo: Mire, don Víctor, lo de aquellas chicas sí que fue pasar del blanco y negro al color, y no tantas tonterías como se han dicho sobre la vida de entonces.
Don Víctor: ¡Qué bien les iba el technicolor a sus melenas tan rubias!…
Don Hugo: Sí, y a sus caritas finas de rasgos ligeros…
Don Víctor: … aunque con su algo de puntiagudos…
Don Hugo: … esa nariz respingona, la de Teresa Gimpera, la de Laurita Valenzuela, la de Sonia Bruno…
Don Víctor: Juveniles, delgaditas, estrechas de caderas…
Don Hugo: Aquello nos llegaba de Italia y Francia, con sus Françoise Dorléac, Elsa Martinelli…
Don Víctor: … pero sobre todo con su Brigitte Bardot, un prodigio de carnalidad…
Don Hugo: Sí, pero que la distingue de todas las otras, que son como Nausicaa, mientras que ella es Afrodita.
Don Víctor: Dígame, don Hugo: ¿dónde quedó Juanita Reina…?
Don Hugo: Pues donde quedaron la cartilla de racionamiento, el biscooter, la Sección femenina y el Congreso Eucarístico de Barcelona… ¡Aquellas chicas nuestras no tenían ya nada que envidiar a las americanas!
Don Víctor: ¡El milagro español!