
Don Hugo: Don Víctor, ¡nuestro gozo en un pozo! Cuánto siento no haber llamado para reservar, pero ya ve que le he citado en vano…
Don Víctor: ¿Cómo es posible… en venta y, así, sin avisar?
Don Hugo: Tendremos que ir haciéndonos a la idea de que nos hemos quedado sin «El Schotís» para siempre.
Don Víctor: No me lo puedo creer… y qué va a ser ahora de los murales de Eduardo Vicente…
Don Hugo: ¡Atiza, yo que sólo pensaba en los chuletones que nos vamos a perder!
Don Víctor: Me está entrando una congoja, don Hugo… adiós a esa carne tan buena…
Don Hugo: … adiós a esos camareros tan castizos, casi de nuestra quinta…
Don Víctor: … adiós a lo que ha sido la Cava Baja para varias generaciones…
Don Hugo: La verdad es que da muchísima tristeza porque es todo un mundo el que se nos va.
Don Víctor: Ahora pienso en la melancolía que rezuman los escenarios y ambientes de Eduardo Vicente.
Don Hugo: Ya lo dijo Gerardo Diego a propósito de su pintura: «el cielo lírico sobre el puente de Segovia».
Don Víctor: Y también: «la muchacha que en cama de hierro se desviste olorosa a jabón».
Don Hugo: Me estoy maliciando que este local nos lo mudan en disco-pub muy fashion y a la obra de nuestro pintor nos la sepultan bajo los consabidos graffiti de rigor.
Don Víctor: ¡Vamos ahora mismo a la Consejería de Cultura!
Don Hugo: Sí, don Víctor, pero, primero, bajemos a Lucio, que me muero de hambre.