
Don Víctor: «Un chute de moral para nuestro país». Eso es lo que el ministro Margallo declaró que sería la concesión de los Juegos Olímpicos para Madrid.
Don Hugo: ¿De qué se escandaliza usted, don Víctor, si su jefe dijo antes que él que la victoria de España en los últimos Campeonatos de Europa de fútbol supondría un «subidón de moral».
Don Víctor: ¿No le parece a usted, don Hugo, que nuestro lenguaje también se ha vuelto drogodependiente?
Don Hugo: Ahora tenemos mono de todo.
Don Víctor: Sí, como hay tantas cosas que nos enganchan…
Don Hugo: … pues, claro, alucinamos…
Don Víctor: Yo, más bien, flipo… sobre todo si nos lo ponen en vena.
Don Hugo: ¡Puf, entonces sí que vamos a tutta birra!
Don Víctor: Don Hugo, empiezo a sentirme mal. Me está dando vueltas este bareto.
Don Hugo: Pues que no le pase a usted, don Víctor, lo que a los chinos con el opio: que se adormecieron y se dejaron engañar.
Don Víctor: Diga usted más bien como a los turcos, que con esto de las vueltas, estoy hecho un derviche giróvago.
Don Hugo: Con tanto hachís y tanto alcohol, se les colaron todos por la Sublime Puerta.
Don Víctor: Ay, ¡qué curda, don Hugo!… pero dígame usted: ¿qué va a ser de la lengua española?