Ruiseñor

Don Víctor: Pero calle un momento, don Hugo, que se empieza a escuchar al ruiseñor…
Don Hugo: Es verdad, si parece Tristán reclamando a Iseo al pie de la torre.
Don Víctor: Ahora se ha callado. La dama se ha zafado del abrazo del rey y desciende ya al jardín.
Don Hugo: Vuelve a cantar; todo va bien. Afortunadamente, por la noche, no cantan los mirlos y no hay lugar a que se burlen del jovencito Víctor Hugo por no entender el canto del amor.
Don Víctor: Es que una vez salidos del bosque y perdida la ocasión, todo lo que puede hacer uno es… componer un soneto.
Don Hugo: Fíjese ahora… cómo llena con su canto toda la noche una criaturita tan pequeña…
Don Víctor: … con ese minúsculo corazón que le sajó el marido de la dama, ese don Ganelón, para matar con él el amor de su esposa con el otro buen y leal caballero.
Don Hugo: Frágil «laüstic» de María de Francia…
Don Víctor: ¿Por qué, no siendo su canto tan profesional como el del jilguero o el del canario, despertó desde antiguo tantas emociones?
Don Hugo: Porque canta de noche y además porque su arte, tan silvestre, se resiste a un análisis técnico.
Don Víctor: ¿Y qué me dice entonces de estos grupetti que está abordando… primero ligados… pero ahora glissando
Don Hugo: Es verdad… y esto de ahora es un auténtico canto di sbalzo… ¡Vaya saltos vertiginosos, qué centelleantes notas picadas!
Don Víctor: Dios mío, qué trinos… ¡Chist! Distingo mezzotrilli, mordenti, radoppiati, ¡ribattuti incluso!… Qué poética fermata… esto se está acabando… ¡ah, qué fantasiosa sfumatura!
Don Hugo: Pero, don Víctor…
Don Víctor: Es un momento mágico. Escuche cómo apenas se apoya en una acciacatura para iniciar una frase spianata larguísima, cómo la prolonga hasta lo inverosímil gracias a imperceptibles fiati rubati, cómo se va extinguiendo suave e interminablemente en una smorzatura en que el tempo primero se ralentiza y luego cesa, hasta la consunción del sonido morendo
Don Hugo: Pero, hombre de Dios, de quién me está usted hablando, ¿de ese pajarillo o del mismísimo Alfredo Kraus?
Don Víctor: Calle, calle… (cantando:)»Ce n´est pas l´alouette. C´est le doux rossignol, messager de l´amour»…

Deja un comentario