
Don Víctor: Los hijos de sus padres, biológicos o artísticos: Piero di Cosimo y Piero della Francesca.
Don Hugo: Antonio de Patrocinio y Paco de Lucía.
Don Víctor: Lugares de origen: Leonardo da Vinci, Veronese, Parmigianino.
Don Hugo: Bernarda de Utrera, el Lebrijano y la Jerezana.
Don Víctor: Oficios: los Pollaiuolo, Sebastiano del Piombo, Tintoretto y Andrea del Sarto.
Don Hugo: El Gallina, Pepe de la Matrona, Fosforito y el Yunque.
Don Víctor: Dinastías: los Gaddi, los Lippi, los Bellini, los Palma, los Carracci.
Don Hugo: Los Pena, los Terremoto, los Agujetas, los Mairena y los Mercé.
Don Víctor: Diminutivos o aumentativos: Masaccio, Masolino, Donatello, Perin del Vaga, Antonello da Messina y Giorgione
Don Hugo: Angelillo, Maricela, Porrina, Cancanilla, la Macanita y Pericón.
Don Víctor: Motes: Carpaccio, Uccello, Pinturicchio, Botticelli, Ghirlandaio, Verrocchio, Correggio.
Don Hugo: Niña de los Peines, Manolo Caracol, la Piriñaca, el Güito, Perla de Cádiz, Perro de Paterna, Naranjito de Triana
Don Víctor: ¡Caramba, don Hugo, qué disputado está esto! A ver cómo deshacemos el empate…
Don Hugo: Déjeme usted ahora a mí sugerir los títulos, don Víctor, y ya verá cómo me llevo yo la victoria.
Don Víctor: Adelante, sugiera usted, que lo primero es el fair play.
Don Hugo: Características y defectos físicos: Il Pela, il Becco, il Bigio, il Rosso, Bronzino, Guercino.
Don Víctor: El Sordera, Chato de la Isla, el Morato, el Colorao, Chocolate, el Cojo de Málaga…¡Pues seguimos empatados, ya ve usted!
Don Hugo: No se me muestre usted tan confiado, que voy a resolver al final del partido y pienso, además, imponerme por paliza… A ver: ¡defectos morales!… Morto da Feltro por lo patibulario, il Tribolo -que es como si dijéramos el Calamidades-, Aristóteles de Sangallo, por lo petulante… ¡Il Sodoma!… por …¡eso!… A ver, don Víctor, ¿cómo me remonta usted el resultado, con qué me va a replicar usted ahora?
Don Víctor: Lo reconozco, don Hugo. Nos han batido ustedes por goleada… Es que los flamencos somos muy decentes.
Don Hugo: y puedo seguir, ¡eh!…
Don Víctor: Basta, calle, calle, ¡que nos rendimos, hombre!
Don Hugo: Gane quien gane, don Víctor, ¡qué singular coincidencia! Los artistas italianos del Renacimiento y los flamencos ostentan con orgullo estos remoquetes otorgados, de manera inapelable, por el juicio popular.
Don Víctor: ¡Pobres Buonarroti y Menese, sin otro adorno que sus aburridos apellidos!
Don Hugo: A despecho del humor que rezuman estos motes, quién habría que no cayera de hinojos ante sus cuadros de devoción…
Don Víctor: ¡Visiones del Paraíso! Aprovechemos nosotros, don Hugo, para arrodillarnos, que todavía podemos gozar de buenos cuadros flamencos.