
Don Víctor: Oso polar, lince ibérico, elefante y subjuntivo.
Don Hugo: No se guasee usted tanto, don Víctor, que la psicología es algo bastante serio… en fin, el elemento intruso es el subjuntivo… ¡qué fácil!
Don Víctor: Erróneo, don Hugo. Le he pillado. No era ése el criterio, sino el de «especies en extinción».
Don Hugo: Qué tramposo es usted. ¿Y qué tripa se le ha roto ahora al subjuntivo?
Don Víctor: Pues eso, que nos lo están matando, que cada vez se recurre menos a él, que se aburre de estar tan callado, que se nos muere de pena, como don Quijote en la cama.
Don Hugo: No había caído yo en ello, pero sí que es verdad… ¡Cuánta razón lleva usted, Don Víctor! Con el subjuntivo se nos van las hipótesis y las quimeras…
Don Víctor: … las potencialidades y las ilusiones…
Don Hugo: … la crítica y la duda…
Don Víctor: … la posibilidad y la utopía…
Don Hugo: Me he caído del caballo, como San Pablo… Esta persecución es gravísima porque nos lleva derechos a la neo-lengua de «1984»: mengua en el acervo de significados, eliminación de matices y acepciones secundarias, reducción de los tiempos verbales…
Don Víctor: Una regresión filogenética del pensamiento en toda regla… ¡la sub-lengua de una dictadura!
Don Hugo: Es como aquel personaje de Cervantes que enseñaba vizcaíno a un elefante.