Hombres de negocios

Don Hugo: ¿Se imagina, don Víctor, que usted y yo hubiéramos sido hombres de negocios?
Don Víctor: ¿¡Hombres de negocios!?
Don Hugo: Hombres de negocios…algo bien natural.
Don Víctor: Precisamente, don Hugo. Recuerde lo que dice Baudelaire de lo que es el hombre liberado de la civilización… en una guerra, por ejemplo. Mato, robo, violo, destruyo…
Don Hugo: Pero qué me dice usted, don Víctor, recapacite. El hombre de negocios es el principal enemigo de la naturaleza. Fíjese usted, si no, en el litoral español.
Don Víctor: … como las erupciones volcánicas o los terremotos: una fuerza ciega. Mato, robo, violo, destruyo.
Don Hugo: Qué cosa más natural que querer prosperar. Si no hubiera sido por los hombres de negocios, concédame que aún estaríamos en Atapuerca… querer enriquecerse es algo connatural a la actividad humana.
Don Víctor: Hay quienes, afortunadamente, se entregan muy al contrario a la creación artística, a la especulación científica, filosófica…
Don Hugo: ¿No me diga usted que Pasteur nunca aspiró a codearse con los Rothschild y que Miguel Ángel no se pavoneara encantado en el cortejo de los Médicis?…
Don Víctor: No vale el bollo por el coscorrón, don Hugo. Y en todos esos casos la ganancia material es siempre mezquina comparada con cuanto se ha consagrado de tiempo, de esfuerzo, de pasión y de genio. El verdadero tesoro es una obra inmaterial, reflejo de la luz divina.
Don Hugo: Entonces, ¿va a tener razón Baudelaire una vez más al afirmar que el comercio es, por su esencia, satánico?…
Don Víctor: Sí, el comercio nos arroja encima las sombras de la corrupción de aquí abajo. No es más que el agente comercial de Satanás; en tanto que el artista, por ejemplo, querría devolvernos al Paraíso…

Deja un comentario