
Don Víctor: ¿Sabe usted, don Hugo, dónde comimos Julita y yo en Florencia esta vez?
Don Hugo: Conociéndoles, no puede ser más que en el «Cocolazione» o en el «Bordino».
Don Víctor: Sí, claro, ahí también, pero me refería ahora a una pizzería nueva que se llama «La Dantesca».
Don Hugo: ¡Caramba, don Víctor, qué miedo! ¿No les pinchaban los camareros con los tenedores?
Don Víctor: Pues precisamente, don Hugo, en lugar de Infierno, el establecimiento se subtitulaba «Il Paradiso delle pizze».
Don Hugo: Ello prueba el mal uso que damos en España al adjetivo «dantesco», que propiamente es positivo, al referirse a Dante, con su ambición literaria, su grandiosidad, su platonismo, su ilimitada capacidad poética e imaginativa…
Don Víctor: ¿Y qué le parece cuando un cronista deportivo nos cuenta que una vez más el Atleti «ha obtenido una victoria pírrica»?
Don Hugo: Sí, por la mínima mínima y en el último segundo, lo que nada tiene que ver con las pérdidas que asumió el pobre Pirro, tan mal traído.
Don Víctor: ¿Y el uso exagerado de «apocalíptico»?
Don Hugo: Que convierte el Apocalipsis en el pan nuestro de cada día.
Don Víctor: ¿Y llamar «kafkiano» al menor desorden o irregularidad con que nos topamos?…
Don Hugo: Que dejaría perplejo al propio Kafka…
Don Víctor: ¡Surrealista!…