
Don Hugo: Viendo a este paquidermo, don Hugo, me viene a la mente lo que dijo un día a Dolores un albañil que vino a hacer una reforma a casa. Que él se comía una sandía entera. Ante el asombro de Dolores, le explicó que «primero, me como una mitad, echo un regüeldo, y me como la otra mitad».
Don Víctor: Pues yo, don Hugo, recuerdo que en el pueblo de mi abuela había un lugareño que afirmaba que él se comía un cordero entero «a juerza ´e pan».
Don Hugo: El más Obélix de todos era aquel vasco que decía tener tanta hambre que se comería una vaca… «¡Ala, una vaca!…¿Y entonces, corderos, cuántos?», le preguntan. «¿Corderos? ¡Seis!»… «¿Y pollos?»… «¡Cuarenta!»… «¿Y pajaritos?»… «¿Pajaritos?… ¡Todos!»