
Don Víctor: Adiós entonces, don Hugo.
Don Hugo: Adiós, don Víctor, hasta mañana y, sobre todo, ¡cuídese usted!
Don Víctor: ¡Cuidarme!… ¿Es que le parece a usted que estoy desmejorado?
Don Hugo: En absoluto, don Víctor, si últimamente tiene usted un aspecto espléndido… ¡Que tenga usted una buena tarde!
Don Víctor: ¿A qué viene tanta guasa, don Hugo, cuando le he estado contando que me toca encerrarme con el notario por ese lío de herencias con mis primas!
Don Hugo: Pero, ¿cómo, don Víctor, es que ahora le estorban a usted los buenos modales?
Don Víctor: Mire, don Hugo, me están viniendo a la memoria fórmulas farragosas que usaban mi padre y otros señorones… pero no, no es lo mismo. Ellos se lo decían de corazón…
Don Hugo: Si lo prefiere, se lo digo directamente y sin traducción: “Take care of yourself” and “Have a nice evening”, “mister Victor”…
Don Víctor: ¡Acabáramos…! La cajera del supermercado, el encargado del concesionario de Seat, las telefonistas de Jazztel, el camarero de Starbucks…
Don Hugo: Esas cantilenas que nuestros mercachifles americanizados inculcan a sus explotados para que éstos los suelten robóticamente a la clientela.
Don Víctor: Ya veo, ya veo, pues nada, don Hugo, ¡cuídese usted!
Don Hugo: Descuide.