
Don Víctor: Yo ya estoy preparado, don Hugo. Dispare si quiere.
Don Hugo: “Padre, maestro y camarada”.
Don Víctor: Bien fácil: “Redoble lento por la muerte de Stalin”, de Rafael Alberti. Bien, ahí va el mío: “… y la Falange, ¡proyección / de la mano de Franco sobre el hispano Mapa!”
Don Hugo: Eso está chupado: “Prólogo para una fiesta de cine y de verso”, de Eduardo Marquina. Prepárese: “Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas”.
Don Víctor: Pan comido: “Rusia”, de Miguel Hernández. Voy: “La sonrisa de Franco resplandece”.
Don Hugo: Eso es de “Francisco Franco”, de Manuel Machado. A cubierto, don Víctor, que va otro misil: “Si mi pluma valiera tu pistola”.
Don Víctor: Me rindo, don Hugo; de todos los versos citados, es el único bueno, por más que sea atroz. Es, por supuesto, del otro Machado.
Don Hugo: Leyendo estas cosas, don Víctor, nadie diría que “la poesía es un arma cargada de futuro”, como escribiera luego Celaya.
Don Víctor: Hombre, es que estas barbaridades sólo se explican en el contexto de una guerra civil, en que todos enloquecen… ¡Y pobre de aquél que no enloquezca con los demás!
Don Hugo: Si ya lo dijo Chiquito: “¡Un mal día lo tiene cualquiera!”