Tito, Aureliano y Alfredo

Don Hugo: Sí, claro, don Víctor, está muy bien lo del premio «Tito Schipa», que crearon para él en Lecce, pero luego la prensa se cree que ya está y que qué fácil, que si Kraus es un estilista, que si es el moderno Tito Schipa…

Don Víctor: Claro, don Hugo, como el propio Kraus no hacía más que hablar de Schipa, luego  todos los que le entrevistaban, se sentían en la obligación de preguntarle por él.

Don Hugo: A mí, sin embargo, Tito Schipa -que me encanta y al que llegué a escuchar en Madrid- me parece un cantante de otra época, donde todo se finge muy bonito y decorativo por comparación con don Alfredo, que se nos presenta, cuando menos se espera, como un hombre auténticamente desesperado.

Don Víctor: Pero, eso sí, sin salirse nunca de los cauces de su arte, que es lo que hace posible el milagro.

Don Hugo: Schipa se me antoja un filósofo descreído y sabio, con su punta de cinismo, capaz de entregarse a un canto maravilloso, ora elegíaco, ora frívolo, ora sentimental, pero sin perder nunca una perspectiva algo escéptica, como aquel bajo de «Cosí fan tutte», que juega con los sentimientos de todos, incluso con una cierta complacencia cruel.

Don Víctor: Es cierto; y al mismo tiempo es tan gran artista que sabe despertar en nosotros esas emociones sinceras que él conoce bien, haciendo gala además de una fantasía riquísima y de un canto halagador.

Don Hugo: Desde una voz bien modesta, por otra parte…

Don Víctor: A su lado, Kraus parece carecer de toda perspectiva dentro del conflicto en que se encuentra. La sinceridad es conmovedora, apabullante. Kraus es un romántico de una pieza y, arrebatándonos, nos hace vivir sus pasiones en primera persona.

Don Hugo: ¿Qué tienen de parecido, entonces?

Don Víctor: Ambos intérpretes alumbran cada palabra y cada acento de su discurso mediante una expresión enormemente sensible.

Don Hugo: Claro, la adecuación perfecta entre lo musical y lo psíquico, pero sin afirmar por ello que Kraus copie a Schipa.

Don Víctor: Tienen un carácter muy diferente y voces, que siendo ambas ligeras, distan mucho. ¡Qué distintos son el metal de Kraus y la brillantez de sus agudos con respecto a la morbidez y hasta la vaporosidad evanescente de don Tito!

Don Hugo: Hay un mordente en Kraus del que carece Schipa y unas sfumature en Schipa que no tiene Kraus.

Don Víctor: ¿Se acuerda usted de cuánto nos gustaba Pertile? ¡Qué melancolía la suya!… Nada que envidiar a la de Schipa.

Don Hugo: Sí, pero también qué dramatismo, qué expresión tan lacerante, qué desesperación tan herida en otros momentos…

Don Víctor: Ahí veo yo una fuente más krausiana, un temperamento más afín, por mucho que la voz no se parezca.

Don Hugo: Un adelantado a su tiempo, este Pertile. Ni que hubiera sido el maestro de la Callas… En esos acentos angustiosos uno siente un escalofrío expresionista…

Don Víctor: … pero expresionismo ¡del fetén!, que es la columna vertebral del arte del siglo XX.

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